Reflexiones en torno al Cosmos

miércoles, 8 de junio de 2011

La analogía bella

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Al escuchar la palabra galaxia, todos imaginamos el espiral lleno de pequeños puntos, recordamos su hermosura y lo impresionante que llegan a ser incontables cosas en el Universo, también sentimos cierto estremecimiento al saber de los tamaños de estas colosales criaturas comparadas con nosotros. La palabra en sí es muy hermosa, derivada del griego gálaktos (leche) en razón de la similitud de la banda de la Vía Láctea a esta sustancia: el cielo es estudiado en medida de las cosas terrenales que conocemos, más allá de la hieratización de los páramos superiores, las analogías inevitables son evidencia de lo complicado que puede ser explicar algo tan cotidiano y sin embargo a veces tan distante... 
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A lo largo de la historia científica ha habido muchos modos de concebir los paisajes celestes; estas regiones son extrañas e inspiradoras a nuestros ojos y han sido fuente de múltiples percepciones y corrientes con respecto al cosmos. Somos ventana de sinestesia y a pesar de las ulteriores construcciones lógicas y matemáticas, todo se basa en primera instancia, en nuestro empirismo, en esta capacidad de autocognisción que presenta el maravilloso Universo. Como decía Carl Sagan: somos la herramienta para que el cosmos se conozca a sí mismo. La idea, que podría parecer romántica pero al mismo tiempo muy inevitable y válida, da entonces lugar no sólo a un cosmos ahora perceptible y cognoscible, sino a un caleidoscopio de explicaciones acerca de las tendencias o constantes de la realidad, uno de los ejemplos más claros, los ciclos celestes. Yo diría que una de las grandes revoluciones que se dieron en la astronomía, más allá de los modelos helio o geo céntrico, fue la de terrenalizar lo celeste, concepciones esencialmente sustentadas en la inovación tecnológica, como el telescopio y artefactos de medición, surgieron a partir de la inconstancia de los cielos; el Mysterium Cosmographicum* (arriba) era poesía utópica del cielo, los dioses geómetras no estaban en función de la realidad, sino de su explicación. ¿Cuál fue el elemento detonador? los planetas, estrellas errantes, no presentaban ciclos lineales como las estrellas, esto debido a que su movimiento era relativo al sol (marco de referencia inercial para un planeta de dicho sistema estelar), pero también a la Tierra, que no estaba en reposo con respecto a estos planetas. También las supernovas pusieron en tela de juicio la inmutabilidad de los cielos. La invención del telescopio y la observación de los cráteres lunares sugirió que la misma Luna, antes místico farol del firmamento, estaba constituída de materia muy similar -o igual- a la terrestre. ¿Qué tan grande llega a ser el impacto de la mundanización del cielo?; la alegoría del cielo como un páramo suprahumano, de deidades y utopías, se ve desviada hacia una universalidad mayor, ¿acaso no es una decepción para las cosas que se valían del sentido de la supuesta inmutabilidad del cielo -entre éstas, la religión-?. Lo cierto es que la realidad no distingue entre los valores que le asignemos a ésta, y su comportamiento verdadero; sus constantes cosmológicas son ante todo indiferentes. El hecho de que el cielo siguiera las mismas leyes que en la Tierra (al igual que Darwin generalizó leyes físicas al desarrollo de la evolución) rompe las separaciones entre el mundo hierático y el de los humanos; todo es un problema de escala, pero mientras intentamos darnos cuenta de la universalidad de la materia, nos percatamos de que es complicado explicar de qué están hechas ciertas cosas (o qué son) justamente porque no hay puntos de comparación, sin embargo, el descubrir y ser concientes de la dificultad de explicación de ciertos fenómenos y de su causa es esencial en cualquier interpretación, sobre todo cuando exploramos páramos desconocidos o inmesurables. La analogía inevitable es la evidencia de la ignorancia inocente y sin embargo, es muy hermosa, soñamos con un Universo maravilloso, donde las galaxias son de leche y las nebulosas grandes canicas. No quiero decir con esto que el método científico se valga de creatividad o espontaneidad como su única materia prima, eso es falacia, simplemente quiero expresar la belleza de algunas ingeniosas metáforas que nos llegamos a formar con respecto a la realidad, y lo sorprendente que es el hecho de que existan criaturas dotadas de esta capacidad 'similística'. Aprender a utilizarla ha dado lugar a grandes obras de arte y complejas teorías científicas, la clave está en su forma.  

*Tratado astronómico elaborado por Johannes Kepler, que buscaba explicar los ciclos planetarios a partir de las formas de los sólidos platónicos. 

sábado, 4 de junio de 2011

¿Unificación?

La idea de la próxima Gran Unificación que explicará el orden cósmico de todo cuanto existe bajo 'una ecuación' ha cobrado fuerza últimamente, incluso se ha popularizado bajo muchas interpretaciones erróneas que tocan hasta en lo metafísico, ¿realmente eso le toca a la unificación?. Primero preguntémonos, ¿es inevitable la unificación?, o más bien ¿porqué dividir, clasificar?; podenos pensar que el origen de las subdivisiones en las ciencias (por ejemplo) yace en razones meramente prácticas y didácticas: uno analiza de manera distinta en psicología o en física, sin embargo, sus modelos utilizan un principio básico: la razón, y si las desmembramos a lo más básico, siempre encontraremos matemáticas. Me refiero a que pueden utilizar el mismo código (su 'esqueleto', es una mera abstracción de números en un mar semántico), y sin embargo no estudiarse del mismo modo ¿por qué es eso necesario y va más allá de la practicidad? y más aún, ¿por qué intentar relacionar este impulso generalizador de la epistemología a la nueva unificación, que parece sustentarse en lenguaje inverosímiles y extravagantes -como el de la física cuántica- y que no parecería que se está metiendo con complicadas concepciones de filosofía y ética?
Las generalizaciones de los métodos epistemológicos siempre han sido éticamente polémicas, a veces no nos damos cuenta de su alcance y hasta se implantan a nuestro razonamiento inconsciente, y sin embargo, su legitimación es tan fuerte como cualquier arma de unificación ideológica. Permítanme hacer un ejemplo clave y sencillo: el darwinismo social es producto de lo que llamaríamos una extrapolación del método del conocimiento a donde es necesario una exégesis muy distinta, me explico: las ideas de Darwin para la evolución fueron planteadas exclusivamente para la biología, la idea de la 'supervivencia del más fuerte' también tenía un fin meramente biológico, obviamente Darwin tenía influencias malthusianas en 'El Origen de las Especies', sin embargo dejó bien en claro que este análisis era para la vida en sí misma, no las relaciones humanas, sin embargo la élite de esa época (situémonos contextualmente en el neocolonialismo) necesitaba argumentos para legitimar la explotación y trato subhumano, la violación de los derechos de las culturas subyugadas, y lo encontró en alienaciones como el darwinismo social, legitimador a su vez de la eugenesia (dejo en claro que Darwin ya no tiene relación con estos fenómenos ulteriores, hay que resaltar que el principal promotor es el contexto histórico, las necesidades de la clase hegemónica y que la ciencia siempre ha tenido este título falso de 'verdad absoluta'-de eso se dieron cuenta los opresores, y supieron dominar esa peligrosa idea), importante afirmación hace el paleontólogo Stephen Jay Gould, en la introducción de un artículo acerca de la poligenia y la craneometría:

Craneometría realizada por  Bruno
Beger (capitán SS)  a un hombre tibetano
A lo largo de la historia se ha invocado con frecuencia a la razón o a la naturaleza del universo para santificar las jerarquías sociales existentes presentándolas como justas e inevitables. Las jerarquías sólo suelen durar unas pocas generaciones, pero los argumentos, retocados para la justificación de cada nueva ronda de instituciones sociales, circulan indefinidamente. (La falsa medida del hombre, 1981)

¿Ahora explico mejor mi preocupación acerca la falsa idea de que es necesaria la unificación del método del conocimiento, y también de que cambios que parecerían tan poco significativos como la didáctica de cierta ciencia, pueden afectar en cantidades sorprendentes el desarrollo social y ético de la humanidad?
En primera instancia debemos evitar por las mismas razones extrapolar las premisas, basadas en la metodología de cierta ciencia, a otra que requiere, como ya he repetido, lecturas distintas, esto sólo lo lograremos a través de la empatía con enfoques distintos acerca de la realidad, pero también a través de la conciencia de que como personas de ciencia, se tiene una responsabilidad moral enorme, y el método que utilicemos para obtener los conocimientos (conocimientos que conforman la arquitectura ulterior de la sociedad) es determinante a toda costa. Este tema es inmenso, esta es apenas la primera reflexión y debido a su gran importancia en cualquier ciencia o interpretación de la realidad, le dedicaré muchas más entradas, abarcando también la Gran Cadena del Ser, el reduccionismo y la falacia de la inmutabilidad de una verdad 'eterna'.

*Si interesa a los lectores las consecuencias de usar el método biológico en fenómenos sociales, Gould (antes citado) en su libro La falsa medida del hombre, tiene artículos muy representativos, relacionados con la supuesta medición de la inteligencia a través de parámetros anatómicos, pruebas que fueron utilizadas para la legitimación de políticas racistas. Además incluye una introducción a mi parecer muy bien ensayada en lo que respecta a la subjetividad de cualquier ciencia y su condicionamiento a partir de la contextualización social. 
También la más reciente edición (abril-junio 2011) de la revista de la facultad de ciencias de la UNAM, acaba de publicar un buen artículo: Darwin, el darwinismo y el neodarwinismo de Tania Romo González. 

Espero que el interés en tan importante tema prevalezca, ya que la demanda ética en la ciencia es una de las más importantes hoy en día, tanto para los generadores de la ciencia, como para los receptores de ésta; su cuestionamiento es necesario, el título de ser 'ciencia' no significa ninguna garantía, el juicio deberá empezar por nosotros mismos y nuestros principios humanos.

Fuentes imágenes:

jueves, 2 de junio de 2011

Las nubes no son esferas...

Las nubes no son esferas, las montañas no son conos, las costas no son círculos, y las cortezas de los árboles no son lisas, ni los relámpagos viajan en una línea recta. 
Benoît Mandelbrot

El padre de la moderna geometría fractal, Mandelbrot, utilizó esta tan cierta frase para darle sentido al modelo fractal y su explicación de la naturaleza; las características de un algoritmo de ese tipo, materializadas en un paisaje geométrico (y psicodélico), corresponden a muchos patrones de la naturaleza; no tienen jamás terminaciones en línea recta, y están caracterizados por la autosemejanza (la repetición de patrones, en diferentes escalas). Uno podría decir que un círculo es un fractal, sin embargo, si nos acercamos infinitamente a la línea que determina su perímetro, veremos que se hace recta; los fractales, aún en el infinito, siguen sin presentar delimitaciones hechas a partir de líneas rectas; valerse de estos métodos suena muy difícil y sólo es representable en las computadoras, sin embargo, la naturaleza está plagada de ellos, lo increíble es que se forman a partir de algoritmos muy sencillos.   
Desde luego los fractales son algo fascinante, que me gustaría abordar posteriormente con más profundidad en otra ocasión, hoy quiero relajar el pensamiento con algunas bellas -y tal vez atrevidas- analogías de la lógica de la ciencia con los modelos matemáticos, como lo describe Mandelbrot, en una interpretación más personal de la frase superior, la realidad suele ser casi imposible de explicar en su objetividad total, de hecho, podemos hacer aproximaciones, pero si nunca la podremos representar de un modo absoluto (lo queramos o no, la realidad es una y no hay otra), eso nos da una infinidad de interpretaciones, como en los fractales, la infinidad de autosemejanzas para no alcanzar el límite de la línea 'objetiva' y recta (cada una de ellas cada vez más cercana a la verdad, pero jamás la verdad en sí), cuando divago en mis pensamientos me gusta imaginar que la fuerza creadora del Universo ideó sistemas como los seres humanos para generar cosas tan hermosas, diversas y subjetivas, como la ciencia y el arte (reconciliémoslas a ambas de una vez por todas, empezando por su inherente subjetividad, no como suele pensarse, con la supuesta certeza de la verdad límpida de las ciencias) y eso sólo lo pudo hacer a través de la arquitectura inexplicable (en su totalidad) del Universo. Si pudiéramos explicarlo de un día para otro, acabaría todo el sentido generador del ser humano; las personas necesitan explicar el mundo y renovar constantemente esa explicación, pues es un fenómeno social, fruto de la necesidad, pero también de la admiración que sentimos por la belleza del mundo. 
Sin embargo, ser conscientes de que la ciencia no es una verdad inmutable y es una creación de personas, desemboca en muchos malentendidos, por eso resalto la necesidad de verlo como algo más humano, los mismos números, sólo existen en nuestras mentes, son creación humana pura, un paisaje elegante de la realidad. Así, poniendo a la ciencia en condición cuasipoética, por sus ingeniosas e incontables metáforas, declaro que es sorprendente el paso de realidad-abstracción, (como en el lenguaje, por ejemplo), y que al igual que con la realidad, los modelos científicos o las obras de arte, son cosas de las que me regocijo infinitamente, y que más allá de que hayan surgido por querer explicar el Cosmos, ya son parte de éste. 
Y ahora dejo algunas hermosas imágenes de fractales, naturales y de computadora, para acabar esta reflexión:

Tres aproximaciones al conjunto de Mandelbrot, se nota que es un algoritmo con cuasiautosemejanza (sin autosemejanza absoluta) y eso a puesto en tela de juicio su condición de fractal:



Los caparazones de caracoles o los romanescos son hermosos ejemplos de geometría fractal en la naturaleza. El caracol se representa con la sucesión de Fibonacci.

 
*Para los interesados, el libro 'La ciencia, su método y su filosofía' de Mario Bunge, aborda varios de estos tópicos relacionados con la falacia de objetividad, de manera ejemplificada y muy concreta, y además pienso que si nos apasiona la ciencia o la estudiamos, debemos, en primera instancia, reconocer sus estructuras, metodologías o historia. Hay muchos buenos escritos dispersos sobre la filosofía de la ciencia, que iré abordando después por las mismas razones. 

Imágenes utilizadas:

Foto Mandelbrot:
Conjunto de Mandelbrot:
Fractales en la naturaleza: